Es curioso cómo un viaje fortuito puede cambiar el rumbo de tu vida. Está claro que la idea de descubrir mundo siempre la he tenido rondando en mi cabeza. Pero, también es cierto, que siempre hay alguna excusa para no ver el día perfecto de coger la maleta y dirigirte a cualquier lugar. Siempre hay algo que priorizar, siempre hay tiempo que esperar. Llámalo «cague» a lo desconocido, llámalo esperar a una señal divina. Pero la realidad es que esto funciona…